29 de marzo de 2005
Escudos etílicos por Exequias Ayer me encontré dos veces con la muerte. Me extrañó verla. En mis caminos nocturnos inexorables me crucé con ella. Las palabras eran innecesarias, solo las miradas, disfrutando del silencio como antaño nos hacía recordar Gahan. Nunca se digna ha mirarte directamente, pero sabe que estas ahí, sus facciones infinitas de frío absoluto la delatan. Después de mis pequeñas perversiones etílicas me acerqué a mis aposentos. Abrí la puerta, me dirigí a mi dormitorio y al entrar, de nuevo vi su etérea figura. Sentada, inhumanamente tensa, mirando a la pared, como si el tiempo ya hubiera dejado de ser tiempo. |